Archivo de la categoría: Relatos

Relatos variados, introspectivos, historias basadas en hechos que ya no sé si son reales

Bicicletas

En mis idas y venidas al Cabo me topo con bicicletas. El terreno les es propicio. La llanura durmiente que dulcemente se prolonga en un mar generalmente amigable no ofrece dificultades y además regala un paisaje hermoso.

Conduzco escuchando música. Inevitablemente se suceden los pensamientos y alguno de ellos me acaba por envolver. El que me atrapa en esta ocasión evidencia que el ingeniero cuadriculado o el compulsivo científico con necesidad de clasificar la realidad, siguen siendo personajes a los que no renuncio. >>seguir leyendo

Repartidor

Definitivamente dejó atrás el mundo académico. Agotadas las posibilidades, rebasados con holgura los tiempos de espera, llegó a una edad impropia para seguir esperando que el viento soplase a favor. Las cosas, llegadas a ese punto, ya no iban a cambiar. Estaba en tierra de nadie, varado como un náufrago en una isla con una palmera. Había sombra, cocos y poco más.

Ya no cualificaba para ninguna convocatoria, ni su perfil se podía estirar para convencer a tribunales correosos, dueños de un discurso tan insulso como riguroso, de que era el candidato adecuado, la solución a todos sus problemas. En todos esos años dedicados a crear una lista de méritos contundentes, no logró situarse en una posición de cierto poder, más o menos estable, como para granjearse cierta tranquilidad vital. >>seguir leyendo

Algo más que salir a correr

Aún es de noche cuando me levanto. Entre mullidos silencios me visto de corredor y desayuno un plátano. Salgo a la calle bien abrigado y para mi sorpresa la niebla envuelve la ciudad. El aire fresco y húmedo me recuerda a las tierras castellanas, donde los bancos de niebla invaden pinares y campos de cultivos durante días.

Pero esta es una niebla distinta. Viene del mar y se conoce como boira. Durará lo que quiera el sol, unas horas a lo sumo. En todo caso yo saldré de su radio de influencia en breve porque a mí me gusta correr por el monte, donde el terreno es más abrupto y hay subidas y bajadas. Si me quedase cerca de casa estaría condenado a la monotonía del llano. >>seguir leyendo

El Test de Cooper

Fui un buen escudero, se confesaba Mórtimer. En aquella lejana etapa, en la que presumía de independiente, de rebelde pero no hacía sino embarcarse en los proyectos vitales de otros. A cambio de no tener que tomar decisiones propias, empujaba con igual o más fuerza que los instigadores de la idea.

Así, fue un partidario irreductible de la ornitología, de las carreras de caballos, de los festivales de cine, de la filatelia. Tenía olfato para detectar a los entusiastas de causas marginales. Se convertían en íntimos de Mórtimer que encontraban en él al amigo dispuesto a todo. Daba el perfil que más convenía para cada situación. Era un buen actor. Le costó años encontrar su lugar en el mundo; por eso estuvo a la deriva tanto tiempo. >>seguir leyendo

Darwin & Palma

La escena que me retrotrae a aquella época de profesor impostado y lecturas fratricidas tiene lugar en la cafetería situada frente a la boca del metro de Plaza de España en Palma de Mallorca. Un local de corte clásico, con camareros uniformados que te atendían con una enorme bandeja redonda cargada de cafés y un paño blanco pendiendo del antebrazo.

El tiempo era desapacible y allí buscaba refugio después de clase. La necesidad de fumarme una pipa me llevaba a ocupar una mesa en la terraza parcamente protegida de las inclemencias del tiempo por una lona transparente. Allí, al calor rácano de unas estufas que lo mismo servían para calentar cafeterías o naves de pavipollos, pasaba las horas esperando que el tiempo se detuviese; pensar que al día siguiente tenía que volver al aula me deprimía. >>seguir leyendo

El momento

Te dicen: Disfruta el momento. Pero en realidad se refieren a un período de tiempo, a una época. Disfruta el embarazo. Disfruta el bebé, que el tiempo pasa muy rápido. Disfruta las monerías que hacen con dos años, en la adolescencia son insoportables.

Nada más relativo que el concepto de tiempo. Según las circunstancias 24 horas pueden transcurrir muy lentamente o pasar volando. Esa subjetividad depende de lo que esté por llegar, de que no haya nada por llegar, del estado de ánimo, de la cantidad y variedad de cosas que se hagan. >>seguir leyendo

¿Escritor es el que escribe?

Estas mismas palabras, en tono afirmativo, era la base del post que inauguraba este blog hace ya 6 años. Esa era mi definición de escritor, la cual no casaba con la opinión de algunos de mis lectores. Quería creer que el hábito y la constancia, probablemente mi única baza para llegar a ser escritor a falta de talento, eran las garantías para adquirir esa condición.

El boom de escritores, libros ─81.391 títulos en 2016─ y editoriales, gracias a la facilidad de publicar hoy en día (autoedición redes sociales, formato electrónico) pone en tela de juicio la afirmación de marras. Escuchando cómo se expresan algunos presuntos autores es fácil dudar que escritor sea todo aquel que escribe un libro. >>seguir leyendo

Mis contemporáneos

A la espalda del instituto comenzaba el campo. En aquellos años, el edificio representaba el último avance de la de pujante sociedad periurbana. Todos pensábamos que el asfalto iría a más; poco a poco se adentraría por los caminos de tierra; los sembrados y las amapolas que los orillaban quedarían bajo el cemento de urbanizaciones.

Desde niño aquel espacio me llamó la atención. Primero las escombreras ilegales que iban sepultando eriales. Allí me entretenía en reventar televisores y otros despojos que los camiones volcaban con la naturalidad propia de la época, presumiendo que el medioambiente se encargaría de digerir todo aquello. >>seguir leyendo

Expatriado

Mira la caja distraído. Medio oculta entre papeles, los mandos de la tele; el desorden inherente a una casa con niños. Cada vez que se fija en el mapa que decora la cajita plana de aluminio, un diseño con los colores corporativos de la compañía, le resulta inevitable evocar aquellos años ásperos y a la vez felices.

Cuando se acabaron los bombones que contenía, la caja sirvió, durante muchos años, para guardar rotuladores. Era cuando había orden y un plan minucioso para cada parcela de su vida. La caja, discreta, en el despacho, antes de que fuese convertido en la habitación de la niña, formaba parte de esa decoración minimalista propia de las generaciones impregnadas de tecnología y prisa. >>seguir leyendo

Recuerdos. O eso creo

El tiempo coagulado. Así lo sentía al pensar en ello, sentado frente al mar, la mirada perdida. Como envuelto en un líquido espeso, almibarado, turbio.

Como los reptiles que los museos atesoraban en una infinita colección sumergida en formol. Pretendiendo que el tiempo no pase por ellos y sean eternos para que los contemplen generaciones futuras.

Al sacarlas del líquido amarillento se deshacían en una pasta detrítica. Nada es incorruptible. Ni los recuerdos. Todo aquel tiempo coagulado era un espejismo que se descomponía al entrar en contacto con la realidad. >>seguir leyendo