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Expatriado

Mira la caja distraído. Medio oculta entre papeles, los mandos de la tele; el desorden inherente a una casa con niños. Cada vez que se fija en el mapa que decora la cajita plana de aluminio, un diseño con los colores corporativos de la compañía, le resulta inevitable evocar aquellos años ásperos y a la vez felices.

Cuando se acabaron los bombones que contenía, la caja sirvió, durante muchos años, para guardar rotuladores. Era cuando había orden y un plan minucioso para cada parcela de su vida. La caja, discreta, en el despacho, antes de que fuese convertido en la habitación de la niña, formaba parte de esa decoración minimalista propia de las generaciones impregnadas de tecnología y prisa. >>seguir leyendo

Expediciones naturalistas al Sahara

La labor divulgativa de un libro incluye muchos aspectos. Uno de ellos consiste en escribir en blogs u otros medios de difusión, tratando de no repetirse. Aunque sean temas recurrentes, en Naukas he intentado alguna variante. Aquí dejo la entradilla de lo último que he escrito y un enlace al blog de Naukas, donde podéis encontrar el texto completo.

“Parece mentira que en un planeta continuamente auscultado por decenas de satélites, que no paran de medir índices de biomasa vegetal, de escrutar accidentes geográficos, de anotar lo que llueve o deja de llover, aún queden sorpresas. Creemos tener acceso virtual a todos los rincones de la Tierra, casi nos han convencido de que ante cualquier novedad saltará un aviso para estar al tanto. >>seguir leyendo

Expediciones zoológicas al Sahara Atlántico

Uno nunca sabe muy bien cómo le ven desde fuera. Cuando se trata de un grupo más o menos heterogéneo aunque con intereses y gustos en común, como puede ser Harmusch, lo que uno puede esperar es que a veces nos cataloguen como un poco descarriados, algo atípicos, con alguna cosa interesante que contar. Aunque tampoco podemos enfadarnos si alguien nos califica de personajes inmaduros en busca de sueños imposibles.

La idea de escribir este libro surge tras el interés que Nacho Ruiz, editor de Ediciones Rodeno, nos muestra tras leer un artículo publicado en Quercus (Asociación Harmusch. 2015. Tras los pasos de Valverde: expediciones al Sahara Occidental. Quercus. Cuaderno 348: 26-33) en el que dábamos cuenta de nuestras expediciones al Sahara y sus hallazgos zoológicos. Así, el verano transcurre entre calores soporíferos y versiones que de los distintos capítulos nos enviamos de unos a otros y que, poco a poco, se van puliendo y ensamblando. >>seguir leyendo

Noches en el desierto

Cuando conocí a Luis mi vida cambió. Hasta entonces yo dormía en el suelo. Me daba pereza montar la tienda. Y la mañana siguiente, con el frío, plegarla y enrollarla. Con esa humedad del desierto. La arena pegada. Buf. Ni pensarlo. Mejor vivaquear. Viendo las estrellas, fumándome una pipa. Estaba el inconveniente de la arena, que cuando sopla el viento se convierte en un improvisado peeling de lo más efectivo.
Gerardo y Javi tenían razones más prácticas que yo para dormir en el suelo. Caminan de noche. Llegan a las tantas y se vuelven a levantar antes del amanecer. Con ese trasiego la tienda es un engorro. Prefieren echar el saco sobre el pedregal, o el mullido fondo de un oued. En una de esas Gerardo vivió una intensa experiencia soportando una tormenta de arena. Durante horas aguantó en posición fetal los furiosos embates del vendaval. Con suerte en este viaje podría probarlo.
Pero como digo mi vida cambió cuando conocí a Luis, un herpetólogo ─estudioso de los herpetos: reptiles (y por extensión anfibios) ─ que formaba parte del Grupo Salvaje. >>seguir leyendo

Sáhara Occidental. 26·12·2011. Algeciras/Tánger

La caja de mantecados y el turrón habían salido de la cesta de Navidad que Manolo le había regalado al Indio. Iba a ser un detalle para adornar la Nochevieja, que pasaríamos tirados en algún lugar del desierto.

Pero no iban a llegar a su destino. Apenas llevábamos cien kilómetros y todos devorábamos mantecados y dábamos mordiscos a las duras tabletas de guirlache. Era la hora de comer. El desayuno era un recuerdo lejano y por allí no había ningún lugar en el que echar un bocadillo. Además las provisiones las llevaba el otro coche, el Toyota Hilux, que ya venía a nuestro encuentro. >>seguir leyendo

Sáhara Occidental. 3/4·1·2012. Zona de confort

El tren de alta velocidad va a trescientos kilómetros por hora. Voy en el último vagón, en el último asiento. Con el mapa de Marruecos desplegado.

El calor excesivo que inyecta el climatizador me está poniendo nervioso. Voy a pasar más calor ahora que en el Sáhara. Es un aire seco. Me empieza a doler la cabeza. Todo el mundo a mi alrededor tiene auriculares, o un ordenador, o un teléfono móvil o un ipad, o una videoconsola. O varias cosas simultáneamente. Escucho quejas incongruentes: jo tía es que no tienen cocacola cero, sólo cocacola light, dice una anoréxica al borde del delirio. Qué mierda, esa peli ya la han puesto –berrea un adolescente miope que apenas deja de mirar con furia a una pantallita en la que mata marcianos[1]. Percibo comportamientos displicentes, de gente acomodada. Acostumbrada a tener todo en cuanto lo piden. Gente que parece triste. >>seguir leyendo