Desde la ventanilla del coche de alquiler se ven improvisados partidos de fútbol. Se ve cómo la agricultura se adueña de los bosques. Se ven controles de velocidad y aves esteparias ajenas a los desmanes del ser humano.
La autovía llega hasta Rabat y sigue hasta el sur. Hasta Agadir. Es el camino para aquellas incursiones que tienen como objetivo encontrar especies raras. Hay otra autovía que va hasta Meknes. Aunque esta es de menor rango. La gente cruza aquí y allá. De vez en cuando hay una rotonda. Hasta Azrou, al sur de Meknes, no se tarda mucho más, aunque esta es ya una carretera de doble sentido.