Cerca de las siete desayuno en Huéneja. No es la primera vez. Media de tomate o de mantequilla. Café largo. Parroquianos que madrugan para ir a cazar. O por salir de casa y dar una vuelta. Sentir el frío. Alguna faena en el campo. También es el lugar en el que recalan los montañeros. Desde allí miran Sierra Nevada, estudian qué corredor hacer, o si es preferible seguir hacia el oeste, en busca de tresmiles, con más nieve y hielo.
Suelo formar parte de alguna de estas partidas, pero la indumentaria que hoy llevo me descalifica para esas hazañas. Zapatos de cordones, camisa. Sin guantes, sin crampones. Esta vez mi destino está más al norte, en Úbeda.