Llevaba detrás de ‘La España vacía’ de Sergio del Molino mucho tiempo. Desde que leí el argumento de este ensayo, la distancia sideral entre el campo y la ciudad, quise hincarle el diente. Los Reyes Magos me lo regalaron y pude unirme a la corriente que opina que es un libro muy bien escrito y que aporta puntos de vista interesantes que aclaran las razones del gran vacío en el que flotan las urbes modernas. Como resume acertadamente la contraportada: ‘Esa España interior del Quijote, la que divisamos desde la autovía, la de los pueblos que para algunos son la feliz aldea de los veranos infantiles y para otros el paisaje de la leyenda negra, es la España vacía de este ensayo’.