Estas mismas palabras, en tono afirmativo, era la base del post que inauguraba este blog hace ya 6 años. Esa era mi definición de escritor, la cual no casaba con la opinión de algunos de mis lectores. Quería creer que el hábito y la constancia, probablemente mi única baza para llegar a ser escritor a falta de talento, eran las garantías para adquirir esa condición.
El boom de escritores, libros ─81.391 títulos en 2016─ y editoriales, gracias a la facilidad de publicar hoy en día (autoedición redes sociales, formato electrónico) pone en tela de juicio la afirmación de marras. Escuchando cómo se expresan algunos presuntos autores es fácil dudar que escritor sea todo aquel que escribe un libro.
Y es que este es un criterio alternativo. Porque se puede publicar un libro pero no escribir de manera permanente, como forma de entender el mundo, como un hábito. Al hilo de esta reflexión (nada del otro mundo) se pueden hacer un par de precisiones. La primera es que las editoriales tradicionales actúan como filtro de calidad. Aunque se cuelen verdaderos bodrios el hecho de que alguien se lea con atención lo que has escrito ya implica un cierto grado de calidad. No se puede desdeñar el marchamo que ciertas editoriales, con gente muy capaz, imprimen a una obra. Un libro de Seix Barral, Los Libros del Asteroide o Anagrama, tiene detrás un escritor.
El segundo matiz importante se refiere al filtro que suponen las ventas. Aquí es fácil estar de acuerdo en que un libro que se venda mucho no tiene por qué estar firmado por alguien que se dedique a escribir. Creo que todos tenemos claro que Belén Esteban no es escritora. Pues bien, se han vendido más de 60.000 ejemplares de su libro Ambiciones y reflexiones.
Las ventas de libros conducen a otra definición de escritor. El hecho de poderse ganar la vida escribiendo podría ser la definición de escritor. Pero de nuevo un par de contraejemplos hacen saltar por los aires ese intento. Por un lado los escritores reciben de las editoriales un 8 o 10% del precio de venta (sin IVA) de los libros que venden. Así que normalmente los escritores buscan otras vías para no morirse de hambre. En general, una parte del día ejercen su profesión (profesores, periodistas, etc.) y otra escriben. Se pueden ser varias cosas a la vez.
Por otro lado hay que sospechar de los ‘escritores’ que ganan mucho dinero por un libro. ¿Es Melania Trump una escritora? Con los 24 millones de dólares que le han pagado por ‘su’ libro Mujeres que trabajan: Reescribiendo las reglas para el éxito podría vivir de la escritura. Hay que joderse.
Sin embargo el punto que verdaderamente acaba por definir lo que es un escritor tiene que ver con el contenido de los libros. En definitiva, con la literatura. Un escritor escribe literatura. Y para llega a escribir literatura hay que escribir de manera continua, hay que perfeccionarse. Hay que enamorarse de la palabra, crear la necesidad de expresar mediante el lenguaje lo que uno siente, lo que alcanza a comprender de este mundo tan extraño. De la vida.
Escuchando a Lorenzo Luengo en una entrevista de Juan Cruz creo encontrar la síntesis de lo que es ser escritor, de lo que tiene que hacer alguien que se postula como escritor: “La palabra tiene que tender a la profundidad. El misterio tiene que ser parte de la palabra y la palabra parte del misterio. Y si eso no concurre en el texto escrito, sea un poema o sea una novela, entonces ni la novela ni el poema valen para nada”.
Tajante y explícito; una buena clave para descubrir escritores. Escritor es el que escribe con profundidad, con la idea de entender el mundo (a través de la digestión y procesamiento de sus experiencias vitales), expresándose de una manera peculiar, la que permite asociar escritura con arte. Es decir, que escritor es el que hace arte por medio de la palabra y ofrece claves a los lectores para disfrutar del entendimiento del mundo, de qué hacemos aquí, de qué es el amor, de qué es la muerte, la amistad. De poder acercarnos un poco a lo inconmensurable, a lo que nos sobrepasa.
Ser capaz de crear esa conexión, que solo surge cuando el escritor consigue escribir con el corazón, que al lector casi le hace exclamar ‘sí, justo, eso es’, es quizás lo que más se aproxime a la definición de escritor.
Yo no sé si soy escritor. En todo caso y como dice mi padre: Uno no es lo que piensa que es, sino lo que los demás piensan que es. Mi amigo Alfonso Girón, cada vez que hablamos me dice ¡¿Qué pasa novelista?! Y a mí eso, aunque sea en tono festivo, ya me parece bien.
Tu si que eres escritor! y tu padre tiene razon!
Muuuuy buena reflexión novelista! y creo que es aplicable a otras facetas. ¿es pintor el que pinta? un abrazo enorme escritor…