En su cuaderno Mórtimer copia el siguiente texto. Lo ha encontrado en una novela de Patrick Deville que se llama Peste y Cólera. Dice así: «Hay un momento en que el nómada interrumpe su carrera y se hace sedentario, el cazador-recolector se vuelve ganadero o agricultor. Abel o Caín. Yersin pensó seguramente que había llegado su turno. O quizá enuncia un nuevo principio de Haeckel, según el cual en el curso de su vida repite aceleradamente la historia de la Humanidad».
Peste y Cólera es la biografía novelada de Yersin, un joven aficionado a la entomología, admirador del explorador y sabio Livingstone. Entre otros logros descubrió el bacilo de la peste y fue el inventor de la vacuna para vencerla. Deja de lado un puesto de investigador en el Instituto Pasteur para llevar una vida de aventuras en el sureste asiático. Cansado de dar bandazos finalmente preferirá aislarse en un rincón de la selva, lejos del ruido de la fama. >>seguir leyendo
No puede más. Y ella tampoco. El hogar se ha convertido en un campo de minas. Un sitio a evitar. Allí nunca hay paz y las balas zumban cuando menos se espera. Es curioso porque la frenética vida de la familia hace que la casa ─espaciosa, acogedora, montada con gusto, llena de muebles caros y adornos aún más caros e inútiles─ sea la mayor parte del día un lugar tranquilo.
A las ocho llega Gladys para ayudar con los desayunos. Ellos normalmente ya están discutiendo con cualquier pretexto. Y, si no, se masca un incómodo silencio. Se rehuyen. Hace tiempo que utiliza el baño de servicio; el que está junto a la cocina y se supone que es para la asistenta y las visitas de menos confianza. Primero llevó su cepillo de dientes. Luego una maquinilla de afeitar y la espuma. Después una toalla y el peine. Ya es su cuarto de baño. Así se ahorran algunos roces. >>seguir leyendo
El blog del escritor J.M. Valderrama donde podrás comprar sus libros Días de nada y rosas, Altitud en vena y Aquí Bahía.