Desde hace unos años los científicos sociales se están planteando esta cuestión. Con la premisa de que lo que no tiene precio no vale nada, en el mundo de las ciencias sociales, particularmente en el área de economía –algunos de los cuales sustentan la hipótesis anterior- hubo una explosión de creatividad para tratar de poner en cifras el valor de la Naturaleza. La intención era muy buena: se trataba de hacer consciente a la sociedad de que más allá del PIB hay cosas como el aire limpio, los bosques o la vida animal que son también riqueza. Es decir, que ampliar la batería de indicadores que sintetizan el estado de un país o una región puede dar una imagen más completa de la situación. Es importante el PIB, pero también que haya más o menos masa forestal. Ese era el mensaje que se pretendía trasladar.