Maneras de leer (I). La pila de libros

Voy haciéndome con libros que parecen interesantes. Unos prestados, otros comprados. Los libros van formando pilas que me afano en devorar. Pero me indigesto. La tasa de lectura no alcanza a la de la curiosidad. Así que las pilas van creciendo y reproduciéndose. Devienen en ingobernables.

Cojo un libro de la pila. Lo curioseo en un rato libre. Si no me engancha lo vuelvo a dejar. Trato de recordar el motivo de que ese libro llegase hasta mis manos. Cuál era el interés.

Como soy muy fácilmente convencible en cuanto alguien me habla bien de un libro me interesa. Lo mismo pasa si leo una crítica medio ineteresante.

Voy probando libros. A veces los leo durante unos días. Si no me acaban de enganchar saco otro libro de la pila. Y tengo varios libros a la vez. Leo en modo zapping, saltando de uno a otro. Los libros quedan varados en distintos lugares de la casa. Desperdigados. Indultados por el momento de volver a la pila. A ese limbo que es la antesala de la biblioteca.

Estos libros ‘medio elegidos’ pueden pasar semanas en estado latente. A veces vuelven a la pila, otras pasan al baúl de la entrada, donde esperan visitas que se los lleven.

Se trata de que coincida libro y momento adecuado para leerlo. Cada libro requiere su situación y contexto. Por eso me resulta difícil hablar de libros buenos o malos. Hubo libros que me deleitaron y que ahora no les veo la gracia. Hubo libros incomprensibles que después se convirtieron en una referencia.

Voy en busca de la lectura amena, visceral. En busca del libro que me atrapa. El proceso resulta especialmente complicado después de haber leído algo bueno. Últimamente pasaron por mis manos Mañana en la batalla piensa en mí, Cielo nocturno, Arenas de Arabia y varios cuentos de Jack London. El que finalmente elegí fue The sense of an ending, de Julian Barnes, probablemente acabe en los anaqueles de la biblioteca.

Algunos de los descartados han vuelto a la pila, es decir, que han sido postergados. Otros están en el baúl. No se puede tener piedad. No se puede uno empeñar en acabar todos los libros que empezó. Aunque haya llegado a la página cien. Hay muchas joyas esperando. Y la vida es corta.

Busco la combinación perfecta. La combinación entre libro y momento. Le busco al libro su momento. Es algo demasiado personal como para dar una receta.

Ya tengo en mente otros seis libros que comprar. Ahora suenan de maravilla. Sé que más de la mitad estarán en la pila durante mucho tiempo. Y el entusiasmo con el que los adquirí se irá desgastando.

También sé que de todos esos candidatos habrá varios que me harán tocar el cielo.

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