Las aeronaves lucen orgullosas la estampa de una gacela. La silueta adorna la cola del avión, el lomo del fuselaje. La flota de Qatar airlines descansa, orgullosa, imponente, en las pistas del aeropuerto de la capital, la base logística de la compañía. Cualquiera podría razonar que los habitantes de ese país sienten un verdadero amor y respeto por las gacelas. Que la representan para simbolizar todos aquellos valores de los que se quieren hacer guardines: la elegancia, la libertad, la armonía.
Apoderarse de un símbolo atractivo no es nuevo en la historia. Es algo atávico. El ser humano quiere creer que al adoptar una de estas especies emblemáticas como icono se apropia de las propiedades de ese animal. Se recubre de un aura mágica. Es como hacerse de un equipo ganador. Uno quiere creer que también ha ganado algo. Se identifica con el triunfo, ¡hemos ganado! (nótese como un aficionado a los deportes suele utilizar el plural mayestático cuando el equipo gana y la tercera persona del plural cuando pierde).
Así, en Brasil, imprimen billetes con la silueta de animales magníficos. En Andalucía presumen del lince todo lo que pueden. Es el animal más amenazado ¿más que el tigre o el jaguar? Siii, mucho más, el que más. Se escucha. Como una muestra de orgullo y resistencia. Y en la India el tigre es un poderoso imán de turistas. El tigre es nuestro. Somos como tigres.
Y qué decir de los leones, tan presentes en escudos y banderas. Una muestra de garra. De poderío.
Raro es el lugar en el que no se presuma de la Naturaleza. De tener el símbolo más puro. El más fiable. El mejor.
Vayamos a los hechos prácticos.
Las gacelas de las que tanto presumen estas compañías aéreas sobreviven en un corral junto a la Alcazaba de Almería. Los investigadores a su cargo tratan de rascar fondos de aquí y allá para llevarles pienso y que no muera el último ejemplar de la especie. Cualquier intento de devolver a la libertad estos ejemplares y tratar de que las poblaciones se rehagan ha fracasado. En cuanto se suelta una gacela en el norte de África algún Emir del Golfo se encarga de abatirla. O algún europeo medio adinerado. Es carne muy cotizada para los banquetes de boda. Claro es que, dicen, transmite felicidad conyugal cuando te la comes, y fertilidad, y armonía. Por otra parte sus cuernos quedan muy bien en el salón. La gacela es my emblemática. Pero lo que realmente satisface es descerrajarle dos tiros y ver cómo la armónica estructura cae fulminada. Ese instante en el que le revienta el pecho es magnífico. Dibujémosla. Es tan bella esa muerte súbita que vamos a decorar todos los aviones con gacelas. De puta madre.
En la India apenas quedan tigres. Hay que decir todo. Sobreviven en los antiguos cazaderos reales. Todo lo que pasó a manos del pueblo fue arrasado. Los huesos de los tigres valen mucho en los mercados asiáticos. Dicen que es un vigorizante sexual de primera mano. Así que vamos a poner cartelitos con tigres para que vean que los cuidamos mucho. Y luego si los turistas no ven ni un tigre decimos que es que son muy astutos y no se dejan ver. No quedan tigres porque, en general, la población prefiere verlos muertos.
Y que me dicen del lince. Muy emblemático. Muy interesante que se recupere la población de linces. Pero no en mi finca. No, aquí no hay lince. Dile a Ventura, el mayoral de la finca, que si ve un lince que lo mate, que ponga lazos. Que como los ecologistas se enteren de que hay lince nos intervienen la finca y tenemos a la Junta dando por saco. No, si a mí los linces me parecen muy bien. Pero en otro sitio.
¿Y Brasil? Los billetes son muy monos. Demuestran sensibilidad. El Gobierno apoya la defensa de estos animales. Son un patrimonio sin igual. Pero la soja da dinero. Da billetitos de esos de colorines que imprimimos. Y es necesario que se desarrolle el país. Luego, ya si eso, protegeremos la fauna.
¿Y los leones? En una reciente noticia se dice que se ha pasado de 200.000 ejemplares a 15.000.
Nos gustan mucho los simbolitos. Pero nada más. Se ha perdido cualquier residuo de conexión con la Naturaleza. Porque hay un símbolo que domina a todos los demás: $.