Gerardo da infinitos paseos a la laguna, a la piedra en la que tiene el telescopio. Por la noche, al atardecer, al amanecer. Así que está más en forma que yo, pero también más dañado. Los sabañones empiezan a afectarle. La punta de la nariz empieza a estar negra.
No he hablado del francés que apareció ayer por el campamento. Ya han venido cinco visitantes, todos franceses. Dos parejas y uno solitario. El de ayer venía con pareja, una chica tímida que además no hablaba español, por lo que el tipo llevaba la voz cantante.