Satisfaction!!

Otro fin de semana más a la montaña. A pasar noche bajo las estrellas y caminar. Esta vez conozco a Javier. El silencio de las piedras, el campo, estar a merced de los elementos, de los tempos de la naturaleza, conforma un ambiente propicio para las confesiones. Con Javier, además, resulta particularmente fácil la comunicación.

Le relato mi cambio de rumbo. Más auspiciado por la fuerza de lo instintivo que por argumentos razonables, razonados. Le cuento que escribo cuentos. Incluso novelas. Le hablo del viaje al Himalaya, de los linces boreales y los leopardos de las nieves. Le hablo del cuarteto de Ladakh. Casi sin darnos cuenta llegamos a los tres mil metros. Ambos estamos entusiasmados, contentos de haber dado con un interlocutor propicio. >>seguir leyendo

El bosque

No puede más. Y ella tampoco. El hogar se ha convertido en un campo de minas. Un sitio a evitar. Allí nunca hay paz y las balas zumban cuando menos se espera. Es curioso porque la frenética vida de la familia hace que la casa ─espaciosa, acogedora, montada con gusto, llena de muebles caros y adornos aún más caros e inútiles─ sea la mayor parte del día un lugar tranquilo.

A las ocho llega Gladys para ayudar con los desayunos. Ellos normalmente ya están discutiendo con cualquier pretexto. Y, si no, se masca un incómodo silencio. Se rehuyen. Hace tiempo que utiliza el baño de servicio; el que está junto a la cocina y se supone que es para la asistenta y las visitas de menos confianza. Primero llevó su cepillo de dientes. Luego una maquinilla de afeitar y la espuma. Después una toalla y el peine. Ya es su cuarto de baño. Así se ahorran algunos roces. >>seguir leyendo

Tres puntos de apoyo para un nómada

En Barcelona encuentra cafeterías sofisticadas. Tanto, que el término “cafetería” resulta vulgar. Son espacios con sofás, amplias mesas en las que rebota el sol; diverso mobiliario de estilo desenfadado para albergar una fauna variada y exquisita. Hay una alta carga de tecnología y afectación en sus clientes.

Está rodeado de hípsters y chicas monas. De diseñadores de interior gays. De extranjeras que zampan panqueques sin piedad. Hay mujeres hiperindependientes que no sonríen lo más mínimo. Conversan con su ordenador. Rostros angulosos. Un cuerpo magro que habla de la severidad con la que se tratan. Con la que tratan a los demás. Hay desarrolladores informáticos ideando la aplicación que les hará ricos. >>seguir leyendo

El bote

El laboratorio donde recogen las muestras de semen está en unas dependencias adjuntas al edificio principal del hospital. Pared con pared con el depósito de cadáveres. Qué contraste. Él con su bote de semen todavía tibio. Tres días de abstinencia, siguiendo las instrucciones. La paja reciente, tal y como le habían indicado, para que llegasen con vida los espermatozoides. Era importante, crucial, que la muestra fuese fresca. Que coleasen cuando se le pusiese entre los portas y los cubres para verlos al microscopio. >>seguir leyendo

Harmusch

Son tiempos de crisis. Soplan vientos de cambio. Crisis, crisálida. Metamorfosis. Cambio. Es el momento de reinventarse y de reivindicarse. La oportunidad de juntar de una vez por todas lo que a uno le apasiona con la manera de ganarse la vida.

Probablemente sean conceptos condenados a no llevarse bien. Y nunca un trabajo se pueda conciliar con lo que se hace por diversión y, por tanto, gratuitamente (o pagando por ello).

Pero, como venía diciendo, son tiempos para la utopía y conviene salirse de esos raíles que nos dijeron llegaban a un lugar llamado felicidad. Hemos visto que no van a ninguna parte. >>seguir leyendo

Los lunes en el paraíso

Me sigue sorprendiendo el tono peyorativo de la palabra vividor. El otro día di por casualidad con un programa sobre José Luis Sampedro, en el que salían fragmentos de entrevistas muy variadas. En una de ellas se sorprendía de la connotación negativa de la palabra de marras. Si acudimos al diccionario de la RAE la primera acepción que da es obvia. Vividor: que vive. Y hay que ir hasta la cuarta para encontrar el sentido retorcido que normalmente se le asigna. Vividor: Que vive a expensas de los demás, buscando por malos medios lo que necesita o le conviene. >>seguir leyendo

Anatomía de la desertificación

Conviene especificar, en primer lugar, el ámbito en el que sucede la desertificación. Se trata de regiones áridas, semiáridas y sub-húmedas secas, es decir, aquellas en las que el índice de aridez de la FAO está entre 0.05 y 0.65. Aclaremos que: (i) Este índice da una idea del balance hídrico de la zona; (ii) Hay muchos índices de aridez, además del de la FAO; el aquí utilizado es el cociente entre lo que llueve y lo que potencialmente se podría evaporar; (iii) Las zonas hiperáridas, cuyo índice es menor de 0.05, no se incluyen. Se trata de desiertos climáticos en los que ya no puede haber desertificación; y (iv) Un valor de, por ejemplo, 0.05 significa que la precipitación supone el 5% de lo que potencialmente se podría evaporar. Dicho de otro modo, si lloviese 20 veces más, de manera uniforme, todo se evaporaría. >>seguir leyendo

Ganar

Caminar despreocupadamente. Sin ninguna pretensión. Despacio porque hay tiempo. Es el único ingrediente del que sobra.

El plan es muy sencillo. A veces tiene planes tan obscenamente sencillos que se alarma.

“El plan es verte y escucharte. Nada más”, recapitula.

Mientras tanto da vueltas por la ciudad. Busca un lugar en el que escribir. En tres días ha topado con dos idóneos para sus propósitos. Más que suficiente.

La ciudad le abruma con sus propuestas. Le dispersa.

Los turistas han ido apoderándose de la esencia del lugar. Consumiéndola. No se sabe muy bien cómo fue el proceso. En principio la gente llega atraída por las peculiaridades de la ciudad, por su idiosincrasia. Por sus bares y comercios. Por los monumentos y el clima. >>seguir leyendo

Nordeste

En Nordeste se terminaron de rasgar asuntos que llevaban demasiado tiempo inconclusos. Heridas abiertas. Hábitos dañinos.

Nordeste es un sitio apartado y probablemente sus habitantes no tengan mucha imaginación. El nombre del lugar refleja su posición en la isla. No es un destino muy turístico. Pero cuenta con atractivos suficientes. Acantilados tapizados de vegetación que se sumergen en el Atlántico. Densas masas boscosas que absorben la lluvia horizontal y la vomitan en forma de cascadas por esos mismos acantilados. Recoletos puertos pesqueros que afrontan con temeridad el horizonte de agua que se les viene encima. Jardines meticulosamente podados desde los que otear el océano en busca de cetáceos. >>seguir leyendo

El conserje

Argimiro era el portero de la finca. Caminaba con sus manojos de llaves balanceándose de un lado a otro. Haciendo un ruido como si llevase grilletes. Un andar cansino, arrastrando los pies. Ponía parches aquí y allá. Remendaba goteros, llamaba a los de las basuras cuando se atrancaban las bocas colectoras. Acudía cuando alguien veía una culebra por algún patio. O si no funcionaba el telefonillo. Apañaba cables, podaba árboles. Conseguía piezas de repuesto. Lo llamaban a cualquier hora del día para abrir alguna puerta de la que él seguro que tenía la llave. >>seguir leyendo

El blog del escritor J.M. Valderrama donde podrás comprar sus libros Días de nada y rosas, Altitud en vena y Aquí Bahía.