Días raros y otros con viento de poniente

Me gustaba pensar que toda la nieve que estaba cayendo en este extraño mes de abril no la iba a pisar nadie. Poco a poco se fundiría y las montañas la irían absorbiendo. Desaparecería, cómo lo hacía la mantequilla que iba extendiendo sobre el pan caliente aquella mañana atemporal. Afuera llovía, rompiendo la racha de días ventosos propia del mar de Alborán. Era un día propicio para hacer unas buenas migas, como manda la tradición en Almería. Estaba siendo una primavera extrañamente húmeda que, mezclada con el confinamiento ordenado por el Gobierno, creaba una distopía de límites imprecisos. Con el paso de las jornadas se iba quebrando la disciplina a las que nos sometían las nuevas y estrictas reglas del juego, y aparecían resquicios por los que se filtraban los gérmenes de la duda. Precisamente eso era resistir, evitar que los resquicios diesen lugar a grietas y éstas al desmoronamiento. Apuré la taza de café caliente frente al ventanal. La calle vacía golpeada por la lluvia. Un coche despistado buscando aparcamiento, alguien paseando con cierta urgencia al perro, hogares con las persianas bajadas. >>seguir leyendo

Un ‘Nature’ gracias a una perspectiva diferente

En mi devenir como escritor me cuesta, como he dicho otras veces, separarme de la literalidad y dejarme llevar por la ficción pura. Parte del problema es que mi faceta profesional bebe de los hechos bien referenciados. Las habilidades que requiere escribir artículos científicos me penaliza cuando trato de abordar asuntos puramente literarios.

Aún no he tenido mucho éxito en separar ambos mundos. He utilizado autorías distintas para uno y otro asunto pero al escribir divulgación científica el conflicto se muestra con toda su crudeza. Este es un campo que me gusta y al que dedico tiempo en forma de colaboraciones con distintos blogs y alguna pieza en este. >>seguir leyendo

Zonas de confort/Zonas de guerra

Hacía tiempo que quería escribir sobre la zona de confort. Tenía dudas razonables para distinguir la zona de confort de las zonas qué no lo son. Documentándome mínimamente sobre el tema (con rápidas consultas al móvil mientras paseo al bebé, juego con Julia o en el trayecto hacia la panadería o a tirar la basura) averiguo que es un concepto de hace más de cien años. En realidad se enmarca en un desarrollo experimental más amplio que dio lugar a la denominada ley Yerkes-Dodson. Como no pocas leyes, su comportamiento responde a una campana de Gauss. En este caso los ejes son la estimulación (eje x) y el rendimiento (eje y). En la fase ascendente de la curva, según aumenta el nivel de estímulos, de novedades, el rendimiento del individuo es mayor. Sin embargo, hay un efecto de saturación y, cuando los estímulos son excesivos, el rendimiento cae en picado, cerrando la forma de campana de la curva. >>seguir leyendo

Coleccionista de lecturas

Somos animales coleccionistas. Hay otras especies que también se dedican a juntar objetos con características similares, como las urracas, que llevan a sus nidos objetos brillantes. Nos gusta, y a veces nos obsesiona, poner en un mismo espacio (álbum, estantería, cajón) cosas que reúnen características comunes: cromos, minerales, relojes, plumas, dedales; sellos y monedas, por supuesto. Hay quien colecciona amantes o libros raros. Hay quien se puede permitir coleccionar coches (no a escala, que también, sino reales) y otros, como el Marqués de Leguineche (La escopeta nacional), guardaba celosamente en tubos de ensayo pelos del coño (la depilación láser hubiese sido funesta para sus propósitos). >>seguir leyendo

El Limbo en el limbo

Hace unos años -prefiero no ahondar en el tiempo que ha transcurrido- empecé a escribir un texto que poco a poco fue ganando envergadura. Rebasado cierto número de páginas, creí vislumbrar la posibilidad de llegar más allá de un relato. ¿Podría por fin desembarcar en el territorio por excelencia del escritor: la novela?

Parecía como si todo lo anterior no fuesen más que vanos intentos circunscritos a géneros menores: cuentos, literatura de viajes o divulgación científica. Es decir, que solo había sido capaz de generar algunas piezas que, en su mejor crítica, merodeaban alrededor de la verdadera literatura. (Nota a pie de página, ¿qué es la verdadera literatura?). >>seguir leyendo

Mundo niños

La construcción narrativa tiene varios propósitos. Evadirnos y entretenernos puede ser uno de los que se nos ocurran intuitivamente. Hay otro, sin embargo, que a mí me resulta mucho más atractivo, y es la contribución del relato de los hechos a la paz mental. Somos animales en busca de sentido.

Conseguir que una explicación capture y sintetice parte de la confusa y ramificada realidad es esencial para entender determinadas situaciones creadas por el zarandeo que nos produce la vida.

Esta faceta de la literatura no persigue establecer una verdad, si no un relato coherente que hilvane los hechos dispersos. De esta forma se entronca en lo que Nassim Nicholas Taleb denominó la Falacia Narrativa. >>seguir leyendo

El Foro de la Economía del Agua

Hace un par de años, Gonzalo Delacámara, colega de mis tiempos en el Ministerio de Medioambiente, cuando me dedicaba a temas del agua, la Directiva Marco y me afanaba en ganarme la vida como consultor medioambiental, me puso encima de la mesa una interesante propuesta. Estaba coordinando un libro que buscaba sentar las bases sobre la economía del agua. Este es uno de esos campos tan necesarios como difíciles de explicar y consolidar, pero es justo el tipo de iniciativas que necesitamos.

¿Por qué? Porque de una vez por todas tenemos que darnos cuenta de que la única solución posible para que los recursos naturales de este planeta perduren y nosotros tengamos alguna posibilidad de estar vivos y ser felices, pasa por conciliar economía y ecología. >>seguir leyendo

La vida fragmentada

Como punto de partida, una imagen me resulta sumamente útil para ponerme a escribir. Veo un jarrón de la Dinastía Ming que cae al suelo y se hace pedazos. Quedan esparcidos y tras el estruendo y la angustia de los primeros instantes contemplo el alcance del desastre. Deben quedar pocos jarrones de la Dinastía Ming. Todo el mundo conoce a alguien que ha roto un jarrón de la Dinastía Ming.

La analogía es sencilla. El jarrón es mi vida antes de ser padre. Los fragmentos la vida posterior. En medio el frenesí. >>seguir leyendo

Aguas heladas, aguas profundas

La estrategia es salir muy temprano y parar a desayunar cuando el hambre golpea de verdad. Así, a primera hora de la mañana, ya has recorrido medio camino y te encuentras en una gasolinera rodeada de girasoles a media asta, en una mesa solitaria, observando el devenir de los coches que paran a repostar y las conversaciones más o menos previsibles de una clientela variada: los tipos trajeados que van a hacer negocios, la familia hastiada, a móvil por cabeza, el comercial con prisa que se toma el café de un sorbo. >>seguir leyendo

Seguir escribiendo

Empecé a leer uno de los libros de la estantería reservada para las novedades literarias, el lugar que ocupan durante un tiempo antes de encontrar su posición definitiva de acuerdo al apellido del autor. Últimamente leo poco. Últimamente se refiere a los dos últimos años, casi la edad de Julia. La crianza se llevó por delante buenas costumbres, como el squash, el deporte en general, la lectura, el cine, el Clasijazz, el club de montaña…, en fin, que os voy a contar a los que ya habéis pasado por el trance o estáis en ello. >>seguir leyendo

El blog del escritor J.M. Valderrama donde podrás comprar sus libros Días de nada y rosas, Altitud en vena y Aquí Bahía.